CAPITULO 1.
LA PRESA
El Gran Castor Marrón tuvo que anunciar algo muy
importante, él nadaba por medio del estanque chapoteando su cola sobre el agua
tres veces: Plas, plas, plas. (¡castores! ¡castores! ¡castores!).
Todos los castores oyen la señal y se apresuran
por todas partes hacia el Gran Castor Marrón, formando la Colonia donde ellos saben
que se hará una reunión.
-"¿Qué suponemos que debemos hacer?",
preguntó un pequeño castor de afilados dientes.
-"Es algo referente a la gente del nuevo
coto", dijo uno de los castores gemelos. –"Yo creo que lo sé -le dijo
otro- porque el Gran Castor Marrón estaba nadando por debajo del estanque esta
mañana en esa dirección".
Por todas partes del estanque, los castores
nadaban rápidamente hacia el lugar de la reunión. El Gran Castor Marrón estaba
sentado sobre un leño mirando solemnemente, de tal forma que parecía un sabio
castor. ¡Él conocía tanto sobre el bosque y el estanque!. Además todos los
animales y aves eran sus amigos.
Golpea dos veces sus patas delanteras para ordenar
silencio. Los quince castores que formaban el círculo alrededor de él,
permanecen muy quietos. -"Pequeños y grandes castores, - dijo él -, tengo
que deciros algo muy importante. Abajo del estanque, en el claro, cerca del
lago, cuatro humanos están construyendo un refugio. Hay dos pequeños y dos
grandes, y se que vais a estar contentos de oírlos, pues parece que son muy
amigables. El muchacho me miró y me señaló entre los otros, todos ellos
miraron, y cuando chapoteé mi cola, parecieron muy animados. De regreso hacia
el lago, me encontré con la ardilla que me dio mas noticias. Me dijo que se
llamaban "Familia Jones" y que serían nuestros amigos, desde
los pequeños Castores hasta los grandes castores.
Os llamé para esta
reunión para que les demos nombres. Todos los Amigos del Bosque deben tener un
nombre como sabéis".
-"¿Cómo lo haremos? - preguntó el castor de
dientes más largos -. Nosotros nunca los hemos visto, y antes de darles nombre,
tendremos que verlos". – "Bien - dijo el Gran Castor Marrón- por eso
nosotros vamos a bajar al estanque esta tarde para dar una mirada a la
"Familia Jones".Había una gran admiración entre los castores,
mientras ellos se preparaban para nadar hacia el sitio donde los Jones habían
construido su refugio de verano. A la primera llamada, los Castores llegaron, y
rápidamente se dispusieron al lado de la orilla. Estaba Papá Jones, quien
finalmente dijo: "Mirad niños, mira mamá, creo que tenemos compañía. No te
vuelvas demasiado rápido o los espantaremos".
Todos los Jones se volvieron y vieron a los
castores. Estaban realmente impresionados.
-"¿No te dije que tendríamos muchos amigos en
el bosque?, - dijo mamá.
- Creo que debemos tener en la represa de arriba
del estanque una colonia de castores, - dijo papá Jones.
Los castores miraban cuidadosamente, cada castor
observaba a los humanos para ver si ellos podrían darles un nombre que los
describiera apropiadamente. La muchacha bajó hacia la orilla del estanque
mientras se quitaba los zapatos. Los castores
cautelosos se escondieron en una pequeña hondonada y la muchacha empezó a
chapotear. El muchacho, mamá y papá paseaban despacio por la orilla observando
como nadaban los castores. - "Creo que están tratando de ver si somos
amigables". - dijo el muchacho. - "Voy a tomar uno de estos pequeños,
pero no se si lo descubriré", - dijo papá. Justo entonces un fuerte
palmetazo del Gran Castor Marrón, señaló a los otros castores la vuelta. Arriba
del estanque volvieron a reunirse para decidir los nombres de los humanos.
Con gran sabiduría el Gran Castor Marrón dijo:
-"Castores, el padre nos vio antes que nosotros realmente hubiéramos
vuelto al recodo del estanque. Creo que le llamaremos...OJO DE HALCÓN.
-" Oh, es un nombre espléndido!", -
dijeron todos los castores. Los gemelos empezaron a charlar, -"¿Visteis el
colorido tan brillante de la ropa de la madre?. Eran realmente bonitos, la
llamaremos ARCO IRIS.
-"!Bien por vosotros, gemelos!", dijeron
todos los castores, ese es el nombre. La llamaremos ARCO IRIS.
- "Yo era el castor que más cerca estaba de
la muchacha cuando vino al agua, y sabes, ella hizo tanto chapoteo que formaba
unas burbujas enormes" - dijo el castor de la colita más corta."¿ Y
si la llamamos BURBUJA.?" -"Nos gusta mucho, - dijo cada uno
de los castores -, es un buen nombre para ella". El Gran Castor Marrón
dijo: "Y el muchacho, - visteis el color de su pelos, vamos a llamarle RUSTI
(pelirrojo)".
- "Bien, estos son los nombres que les hemos
dado", - dijeron todos los castores a una, palmeando sus colas con
satisfacción. - Así los llamaremos, y todos juntos seremos amigos".
Y así fue como una colonia de castores llamó a sus
cuatro nuevos amigos humanos.
CAPITULO 2. LA TORMENTA
En el cielo había truenos, parecía que todo estaba
balanceándose cuando RUSTI se despertó. El destello de un relámpago iluminó la
habitación, eran las cuatro de la mañana. Fuera, por la ventana podía verse la
lluvia que caía fuertemente golpeando el marco de la ventana. El sabía que por
la mañana todo estaría inundado y se preocupaba por lo que les ocurriría a los
castores de la presa con toda esta agua extra corriendo por el estanque. Se
volvió para volver a dormir, pero pensó que debía levantarse temprano, e ir a
ver lo que estaban haciendo los castores.
No brillaba el sol por la mañana. Mientras la
familia Jones tomaba el desayuno, Ojo de Halcón dijo: -"Vaya nochecita
hemos tenido, ¡eh!. El estanque debe estar todo inundado, me preocupan los
castores de la presa. ¿Por qué no damos un paseo y nos acercarnos a ver que
hacen nuestros amigos los castores?."
Después de lavar rápidamente los platos, Arco
Iris, Burbuja y Rusti, se pusieron sus botas de goma y sus impermeables.
Enseguida se encaminaron hacia el río. Cuando llegaron a la presa, pudieron
darse cuenta que la lluvia había sido realmente muy fuerte. La presa más
cercana se había roto y el agua salía con fuerza a través de esa apertura.
"- Mira papá!, - dijo Rusti, - la represa
está rompiéndose, ¿qué podemos hacer?".
"No creo que debamos hacer nada por ahora,
Rusti, - dijo Ojo de Halcón- sentémonos sobre esa piedra y observemos con
cuidado, el agua está demasiado alta en el estanque. Creo que cuando el agua
vuelva a su nivel normal, veremos a nuestros amigos salir y empezarán a reparar
la presa".
Era quizás una hora y media más tarde, cuando el agua
empezó a descender
Varios palmos. Burbuja fue la primera en Divisar
el primer castor. Justo como un pequeño ingeniero, el castor parecía estar
explorando los daños, examinando por todos lados. Pronto empezaron a salir los
demás miembros de la familia y le ayudaron a reparar la represa.
Poco a
poco la corriente del agua fuera del estanque empezó a ser menor, mientras las
ramas y los leños parecían ir colocándose en un rompecabezas para construir
juntos otra vez la represa. No paraban los castores. Trabajar era una
necesidad, pero también una diversión para ellos.
-
"Ya se por qué le llaman (deseosos, activos, alegres, trabajadores ),
castores" – dijo Rusti.
-"Si
- sonrió Ojo de Halcón- es un buen nombre para describirles".
-"Mirad
aquel pequeño Kit, - dijo Arco Iris.-"¿ Qué es un Kit, mamá?",
-preguntó Burbuja.
-"Cariño,
se llama Kit a un pequeño castor, pero creo que éste pronto será llamado
castor. El está aprendiendo rápidamente a ser útil.
Por fin la represa estaba restaurada. Los castores
cansados, pero satisfechos, hicieron un gran respiro y volvieron a sumergirse
dentro del agua, al fondo, donde se encuentra la entrada de su vivienda.
Arriba, a través del túnel, llegaron al interior seguro y calentitos.
Ellos sabían que allí, en su casa, estarían a
salvo de todos los invasores e intrusos, y con la represa reparada, todo
volvería a la normalidad.
Mientras regresaban por la orilla del estanque,
Rusti tuvo una idea.
- "Oye, Burbuja, - dijo él- ¿por qué no
construimos nuestra propia casa de castores?, podría ser nuestro escondite
secreto ".
Burbuja encontró maravillosa la idea de su
hermano. Y mientras regresaban al campamento, los niños empezaron a planear
cómo hacerse su propia madriguera. Seguro que iba a ser sobre tierra, pero
ellos pensaban que sería fuerte y segura, como debe ser la vivienda de un
castor.
CAPÍTULO 3. COMPARTIENDO
La ardilla no podía creerlo. Estaba sobre el hueco
del gran roble, en el borde del estanque, y más abajo de ella los castores
estaban ocupados ayudándose unos a otros a abrir una puerta en su madriguera
para guardar los alimentos hasta el invierno. Alegremente compartían su
trabajo, transportando a través del estanque los árboles y nadando con ellos
hacia su madriguera.
- "No puedo entenderlo, no puedo
entender", decía cuando regresó otra vez donde el árbol.
-"No puedo comprender por qué comparten el
trabajo juntos. ¿Por qué no recogen el alimento para ellos solos y no para
todos?.
Pensó la ardilla que debería hablar con alguien de
ello, y fue a visitar a Malak, el gran búho.
-"¡Eh Malak! -dijo despertándole-, ¿Por qué
están haciendo eso?. Le preguntó.
-"Bien, cuando yo guardo mi alimento para el
invierno, cuando yo salgo y recojo todas mis nueces, las guardo en pequeños
montones por todo el bosque, en sitios que yo sólo se, y lo mismo hacen las
demás ardillas.
Nosotros guardarnos nuestra propia comida para
nosotras mismas, pero estos castores no, ellos hacen lo que todos. Ellos
trabajan juntos, compartiendo el trabajo, v supongo que también compartirán la
comida".
-"Están de acuerdo, -dijo Malak-, estos
castores trabajadores son muy listos. Obsérvales de cerca, verás a alguno de
ellos trabajando en la presa, otros enseñan a los jóvenes a nadar rápido, mira
allí, observa al Gran Castor Marrón, como enseña a los castorcitos como transportar
a través del estanque un abeto, para que caiga donde ellos quieren que
caiga y los otros lo guarden en la madriguera. Ellos comparten su trabajo,
comparten la responsabilidad de enseñar unos a otros. Desde luego, ellos
comparten la responsabilidad de enseñar unos a otros. Desde luego, ellos
comparten su madriguera y durante el invierno, comparten sus alimento. Es un
feliz modo de vivir, ayudándose unos a otros".
-"No me gusta, -dijo Tic-Tac (la ardilla)- no
me gusta nada".
-"Bien -dijo Malak, desde luego a ti no, pero
es porque las ardillas sois animalitos muy independientes; así que no te
preocupes. Sin embargo, si fuesen muy inteligentes, las ardillas se juntarían
para compartir su provisión de nueces. Estoy seguro que tú olvidas algunos de
los lugares donde dejas almacenada tu comida.
-- "Realmente, -dijo Tic- Tac- tú tienes
razón, yo no puedo recordar todos los sitios en que dejo mi comida".
- "Fíjate, -dijo Malak- que si todas las
ardillas compartiesen sus provisiones, tendrían una gran reserva de nueces que
les duraría todo el invierno y sería suficiente para todas". Tic-tac dijo:
"Esto es una gran idea. Voy corriendo a decírselo a las demás
ardillas". Y con esto corrió gritando buscando a las demás ardillas.
Malak que conocía a las ardillas muy bien, pensó
que su propuesta no tendría mucho éxito. Pero antes de volverse a dormir,
observó a los castores.
-"Si, ellos son muy listos, saben como
trabajar y jugar compartiendo juntos, -pensó para sí-. Tendrán un buen invierno
y mucha comida. "Caramba -pensó-, si yo no fuera búho, creo que sería un
castor".
CAPÍTULO 4. KEEO
Keeo era el castor mas grande del estanque.
Mientras él nadaba de regreso y con fuerza, las olas de sus movimientos se
levantaban llegando hasta la orilla del estanque. Plis, plas, no sabía por qué
nadaba en esa dirección. Pero pensó que tendría algo que ver con lo tempestuoso
del cielo. Justo entonces se distinguió en todo el cielo unos destellos de
relámpagos y estruendos ruidos.
- "Bien, vamos a ver lo que pasa, -dijo
Keeo-, otra vez tormenta, seguro."
El viento había parado y había un gran silencio.
Aún no lo había terninado de decir cuando estalló una gran tormenta. Las hojas
dejaron de moverse y susurrar. La lluvia empezó a caer y todos los animales
excepto Keeo se pusieron a cubierto.
El se sentó en el leño mas grande que había en el
estanque. Ninguno de los castores comprendía por qué Keeo permanecía allí.
De pronto un gran destello de relámpago envolvió
al castor. El resplandor parecía golpear el leño, y un extraño brillo lo
envolvió. Al principio los otros castores pensaron que el relámpago les había
cegado a todos, porque mientras miraban a Keeo, sentado sobre el leño, parecía
como si fuera de plata.
Estaban preocupados porque pensaban que podía
haberse quemado. Pero más tarde se dieron cuenta de lo que en verdad había
pasado. ¡Keeo se había vuelto plateado¡. Ni él mismo se lo creía. Se notaba
extrañísimo. Sabía que algo había cambiado en él. Estaba sintiéndose muy
importante Y llamó a todos los demás castores para comunicarles la noticia.
Les dijo que igual que podía hablar el lenguaje
del castor, podía hacerlo en el lenguaje humano. Delante de sus amigos
pronunció algunas palabras en el lenguaje humano para enseñarles que lo podía
hacer de verdad.
- "Qué gran responsabilidad la tuya, Keeo,
-dijeron los castores- serás el benefactor de todos los animales del bosque y
especialmente de los castores. Serás capaz de aprender tanto...
Tú, Keeo, serás el que hable de todos
nosotros".
Keeo pensó si en realidad él podría hacerlo. Un
trabajo tan importante, pero sabía que allí debía haber alguna razón y el
resplandor del relámpago que le volvió un castor plateado, tenía que estar
relacionado con lo ocurrido. Se preguntó cómo responderían sus Amigos del
Bosque cuando él les hablara. Pensó que sería una sorpresa para ellos. Quizá,
pensó, él debía Hablar primero con los pequeños. Con esto se levantó del leño y
de cabeza se dirigió hacia la parcela de la familia de humanos.
CAPÍTULO 5. EL CASTOR PARLANTE
Keeo estaba asustado, estaba aterrorizado. Después
de todo, ¿Cómo va un castor a empezar a hablar con un muchacho y una muchacha?.
Esto es lo que él se preguntaba mientras buscaba
por el estanque el refugio de Burbuja y Rusti. -"¿Hablaré con ellos?"
- se preguntaba Keeo -, supongo que lo primero que debería hacer es decirles
quien soy, y entonces esperar a ver que dicen ellos".
En efecto, lo primero que haría sería llamarlos,
pero recordó que sus nombres fueron dados por los castores, y ninguno de los
dos niños habían oído que los llamaran así. Podéis imaginaros la gran sorpresa
en el rostro del muchacho cuando miró al estanque y escuchó una voz diciendo:
-¡Hola Rusti!, mi nombre es Keeo; soy el castor parlante". Keeo observó
desde lejos la asombrada mirada de Rusti.
- "íOh, perdóname! -dijo él-, Rusti es como
te llamamos mis amigos y yo. Te llamamos Rusti, y a tu compañera Burbuja, y yo
soy Keeo".
Ahora Rusti volvió a sorprenderse. Después de
todo, qué le dirías a un castor que te estuviera hablando plantado ante ti.
-"Bien -dijo Rusti-, estoy sorprendido de
verte, quiero decir de oírte..., estoy asombrado.
Pero es verdad que estoy muy contento de
conocerte". Con esto Rusti extendió su mano y Keeo le dio la patita
delantera.
-"Debo llamar a mi hermana para que te
conozca", -dijo Rusti- y con una excitada voz llamó a Burbuja. Burbuja
había estado en la cocina ayudando a su madre a hacer tortas de maíz para
cenar.
Corrió hacia Rusti con dos tortas en las manos.
-"¿Qué ocurre, por qué estás tan
nerviosos?". -preguntó ella.
- "Tú también vas a estar nerviosa cuando te
enseñe una cosa. Keeo, te presento a mi hermana, por el momento tú te llamas
Burbuja".
-"¿Quien se llama Burbuja?", -preguntó
ella-.
- "Pues hermanita, Keeo, este castor plateado
y los demás castores de la represa".
Con esto Keeo empezó a hablar, "estoy muy
contento de conocerte Burbuja".
- "Yo también me alegro, pero realmente no se
que decir".
Burbuja ofreció a Keeo unas tortas.
Era la primera torta de maíz que había visto en su
vida. La probó y realmente era muy buena. Quizá no tan bueno como la
raíz de sauce que tomó esta mañana, peor ciertamente, nuevo y completamente
delicioso.
Burbuja y Rusti se sentaron en el césped cara a
Keeo.
-"Keeo, -dijo Rusti- ¿por qué no nos cuentas
mientras la historia de nuestros nombres?.
Keeo empezó a contarles como habían decidido
darles los nombres de los Amigos del Bosque a la familia y se dio cuenta que no
era tan difícil hacerse amigo de ellos.
Esta vez la reunión sería en el estanque, pues
Keeo quería presentar a los demás castores ante sus amigos Rusti y Burbuja.
Keeo pensó que todo había sido maravilloso y que
debía ir a contárselo a sus amigos los castores. Por otro lado, Burbuja y Rusti
estaban deseando hacer lo mismo con Ojo de Halcón y Arco Iris. Así quedaron en
verse al día siguiente.
CAPÍTULO 6. RUSTI VISITA LA MADRIGUERA
Había tanta excitación en los castores del
estanque, que Keeo tubo que llamar a reunión para calmar a todos los castores -
"Pequeños y grandes castores, -dijo él- son solamente las siete de
la mañana y Rusti y Burbuja no vendrán al estanque hasta dentro de dos horas.
Así que sentaros tranquilamente y cuidar que todo
esté listo".
- "Todo está listo", -dijo uno de los
gemelos.
-"Estoy seguro de que sí, -dijo Keeo-, pero
será mejor revisarlo. Ahora veamos. ¡Número uno!, la casa de los castores ¿está
limpia y preparada para recibir a nuestros visitantes?".
- "Sí", respondieron los castores.
-"¡Número dos!, ¿tenemos manzanas para
ofrecer a nuestros invitados?".
-"Sí", respondieron todos.
-"Bien, entonces creo que estamos listos para
recibirlos".
No eran sólo los castores los que estaban nerviosos.
Rusti se levantó muy temprano, tan temprano que se puso a hacer café,
despertando con el aroma a Ojo de Halcón, Arco bis y Burbuja.
-"¿Por qué estás tan nervioso, Rusti?.
-preguntó Ojo de Halcón.
-"¡Oh!, este es el día en que voy a visitar a
los castores.
Después del desayuno iré a inspeccionar mis gafas
de buceo y mis aletas. Creo que seré el primer humano que visite una madriguera
de castores invitado por ellos".
- "Ahora Rustí, quiero decirte que seas
cuidadoso, -dijo Arco- es muy profundo el estanque".
-"¡Oh, seré prudente!, -dijo Rusti-, Keeo
dijo que eran alrededor de unos tres metros, así que no tendré que bucear más
que hasta la entrada. Y Keeo me dijo que la arreglaron para que yo entrara
fácilmente. Y una vez dentro, hay mucho aire para respirar. Así que, ¿veis como
no es tan peligroso?".
- "Da lo mismo, -dijo Arco iris-, se
cuidadoso".
- "A mi me gustaría saber nadar también como
tú, -dijo Burbuja, pero yo estaré sentada en el tronco, encima de la presa y
los castores gemelos jugarán conmigo".
Desayunando, vieron como se iba haciendo
rápidamente de día, el sol empezaba a salir, y el cielo completamente azul, era
algo maravilloso. Los dos hermanos después de desayunar, se dirigieron por el
sendero que conducía a la madriguera. Rusti estaba listo, con sus gafas de
buceo y las aletas puestas para sumergirse y entrar en la madriguera.
- "Bien, voy a deslizarme sobre el agua,
tomaré mucho aire y entonces te seguiré, Keeo. Espero que no sea demasiado
largo el camino de la inmersión, porque yo no puedo estar tanto tiempo sin
respirar como tú".
Con esto, Rusti se deslizó en el estanque, tomó un
hondo respiro y se sumergió. Con sus gafas podía ver a Keeo, que con su pelaje
plateado brillaba en la oscuridad del agua.
Realmente él no sabía donde iba, solamente se
limitaba a seguir a Keeo, que nadaba limpiamente. Fueron sumergiéndose y en
pocos segundos Keeo nadó hacia el fondo de la entrada a la madriguera. Unos
segundos más y Rusti estaría dentro.
Entonces vio una luz, nadó hacia arriba y su
cabeza salió a dar al interior de la casa de los castores. Un gran castor
aplaudió cuando Rusti llegó, y los demás le dieron la bienvenida.
Keeo, entre todos los castores, le expresó su
alegría de tenerle allí, visitando su casa. Rusti les agradeció el que le
hubieran invitado. Con esto los castores se dirigieron a cumplir sus tareas
encomendadas.
Uno de los castores trajo una manzana a Rusti. -
"Gracias, -dijo Rusti-. Habéis tenido una gran idea".
-"Bien, -dijo Keeo- nosotros queríamos
obsequiarte con algo, y pensamos que una manzana sería lo mejor... aunque esté
mojada".
- Desde luego que sí -comentó Rusti- es un bonito
detalle.
Mientras miraba a su alrededor quedó maravillado
al ver lo grande que era la madriguera. Podía ponerse de pie y tumbarse a todo
lo largo. Estaba muy limpia y observó que las paredes eran muy fuertes. Había
desde luego, un olor a humedad, y también pudo observar por primera vez el olor
que despedían los castores.
-"Bueno, gracias otra vez por haberme
invitado y por la manzana, la he encontrado deliciosa. ¿Podéis oír los ruidos
del bosque cuando estáis aquí? -Preguntó Rusti-.
-"No, -dijo Keeo- raramente oírnos algo.
Algunas veces sabemos cuando tú o Burbuja nadáis por el estanque, o cuando Ojo
de Halcón Y Arco lris suben a la canoa, nosotros solo podemos oír los sonidos
del agua, no los del bosque".
-"Entonces, estaréis muy tranquilos en la
madriguera".
Rusti tomó un gran respiro y siguiendo a Keeo,
-nadó otra vez a la entrada. Fue tan recto hacia arriba que su cabeza dio en el
tronco y se hizo un poco de daño. Una vez en el tronco empezó a describirle a
Burbuja como era la casa de sus amigos.
-"Era realmente limpia y clara, y más grande
de lo que tú y yo suponíamos, -dijo él-. Actualmente la veo demasiado grande
para construir nosotros una del mismo tamaño".
Dejaron el tronco en la orilla otra vez y con un
último saludo de Keeo, se despidieron y se fueron cada uno a su refugio.
Sabes, Burbuja, -dijo Rusti- ¡Debo ser el único
humano que ha entrado en una rnadriguera!".
- "La próxima vez, -sugirió Burbuja- entraré
yo, así que ya puedes estar enseñándome a nadar bien para que te pueda
acompañar".
- "Esto es un chantaje, -dijo Rusti- si me
haces un pastel bien grande, esta tarde te enseñaré.
Y se fueron sonriendo hacia la
parcela.
CAPÍTULO 7. COMPARTIR
Debía ser el calor de la primavera lo que hacía
que los castores tuvieran algo de sueño. Ya en la madriguera, pensaron en los
días felices y desearon que Keeo contara historias. Uno de los gemelos miró y
preguntó a Keeo, -"¿Todas las colonias de castores son tan felices como
nosotros lo somos?".
-"Bien, joven castor, -dijo Keeo- realmente
no se si lo serán, pero estoy seguro que podrían serlo si quisieran. Mira, en
esta colonia, nosotros debemos aprender lo que significa COMPARTIR.
Juntos tenemos que estudiarlo y aprenderlo. Tenemos que crecer y hemos de
construir. Tenemos que explorar. Hemos de jugar y ayudarnos unos a otros, para
lograr llegar a ser Castores, cuando hayamos crecido. Tenemos que aprender
también la importancia que tiene que todos trabajemos juntos como un equipo,
así como el que cada nueva Colonia por la que haya pasado un Castor que haya
estado durante dos o más años, aprenda la importancia que tenemos cada uno de
nosotros en el trabajo de la
Colonia.
Recuerdo una noche de gran tormenta en la presa,
estaba casi destruida, él cómo todos los castores juntos ayudaron a poner a
salvo las provisiones.
- "Hemos aprendido unos de otros y yo les he
enseñado las costumbres del bosque y algunas de las costumbres de la Familia. Estos
seres humanos han entendido lo que significa compartir, y por eso son una
familia feliz. Tienen mucho que hacer pero siempre trabajan juntos para
descubrir algo nuevo. Y lo que hace felices es que entre todos deciden lo que
quieren aprender. Yo creo que esa es una de las razones por las que viven en
una familia tan feliz".
-"¿No os parece que Ojo de Halcón y Arco Iris
nos han dado nuevas ideas sobre actividades, la naturaleza y el mundo que nos
rodea?. Y ¿no creéis que debemos agradecer también a Burbuja y Rusti porque nos
han enseñado a jugar todos juntos, y a cuidarnos unos a otros?. Y ¿no hemos
aprendido también de ellos al verles jugar y compartir sus experiencias, al
ayudarse mutuamente y gozar cuando el otro era feliz?. Creo que es por esto por
lo que nosotros somos una Colonia feliz.
Si nosotros guardamos nuestra Promesa de amar a
Dios, compartir y participar con entusiasmo en todas las tareas. Y si vivimos
como un Castor debe vivir, ayudando a su familia y amigos, entonces nosotros
podremos salir buscando muchas formas de jugar y de compartir todo esto
juntos".
CAPÍTULO 8. NUEVA FRONTERA
Los dos castores gemelos apenas sabían si estar
contentos o tristes. De hecho a ambos les iba a ocurrir algo importante, sabían
que dejarían la Colonia
por la tarde. Había sido un tiempo maravilloso, con sus amigos. Les entristecía
un poco el decirles adiós, pero estaban tremendamente contentos porque por otra
parte, entraban en un mundo nuevo y desconocido, donde aprenderían nuevas cosas
y conocerían nuevos amigos.
El Gran Castor Marrón había hablado con ellos y
les había dicho que dentro de poco, tendrían una maravillosa sorpresa que
solamente la tendrían aquellos castores que habían llegado a ser los mejores
castores. Cuando le preguntaron de que se trataba, el Gran Castor Marrón les
respondió:
"A su tiempo los descubriréis", el Gran
Castor Marrón sabía que esta tarde habría cierta magia en el aire, y que estos
jóvenes castores llegarían a ser parte de un grupo diferente de Amigos del
Bosque. El Gran Castor Marrón recordó también el día en que Keeo aprendió a
pensar y a hablar como los humanos y pensó que en el aire habría la misma
magia.
Mientras la colonia observaba como nadaban los dos
pequeños, se ponían de acuerdo en que sus amigos saldrían del mundo.
Era una vuelta al estanque. Los gemelos la
realizaron porque no habían ido al otro lado, y ellos querían ir rápidamente
para observar el cielo, que pronto se estaba ennegreciendo, y algo raro parecía
que iba a ocurrir. Empezaron a saltar por el agua, y como le ocurrió a Keeo, un
gran relámpago los alcanzó. De pronto se vieron cambiados. Sus patas habían
cambiado y sus colas habían desaparecido. ¡Eran diferentes!.
Increíble, ellos habían pasado de ser castores, a
ser jóvenes lobatos. Asombrados todavía vieron a una manada de lobos que se les
acercaban para darles la bienvenida.
El lobo más sabio se les acercó Y les dijo:
-"Yo soy Akela, el guía de la manada. Vosotros mientras estabais en la
colonia de castores habéis aprendido a conocer la naturaleza, además tanto Keeo
como los Amigos del Bosque, os han enseñado todo lo referente a Dios Y los
hombres. Ahora os damos la bienvenida a la Manada , en donde habréis de vivir una nueva
experiencia de hermandad, colaborando con vuestros hermanos lobos en la misma
forma que os ayudarán a vosotros. Ahora veréis que el mundo es muy grande y lo
conoceréis durante nuestras cacerías en la selva. Con nosotros aprenderéis
muchas cosas, algunas de las cuales compartiréis con toda la manada pero la
mayoría de ellas habréis de realizarlas vosotros solos. El mundo es más grande
ahora para vosotros, y mientras no estéis muy preparados, no entraréis por
completo en el bosque".
Los
gemelos no estaban asustados. Ellos sabían que serían amigos. Sentían una
alegría tan grande que eran capaces de correr por todo el bosque maravillados
por su inmensidad. ¡Había tanto por explorar!. La manada les aguardó, y con un
gran clamor final de bienvenida, ellos entraron dentro del maravilloso mundo de
la Manada.